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Mujeres migrantes en España: «Luchen con nosotras por igualdad laboral»

Edith Espínola del Servicio Doméstico Activo (Sedoac) y Marta Sánchez de Alianza por la Solidaridad, fueron las protagonistas del cuarto, y último, Intercambio de Experiencias de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos de Nicaragua, Paraguay y Extremadura, en el que cobro relevancia la situación de vulnerabilidad de las mujeres migrantes en España, así como su fuerza en la demanda de sus derechos.

Durante hora y media, las activistas dieron salida a las preguntas realizadas por la periodista nicaragüense y mujer migrante, Maryórit Guevara, quien moderó la conversatoria en torno a las desigualdades en los procesos migratorios de hombres y mujeres; la participación de las mujeres migrantes; la precarización del trabajo de los cuidados y las demanda al movimiento feminista de España, así como a la sociedad en general en una conversatoria bajo el nombre: Migración con perspectiva feminista.

A continuación te compartimos algunas de las impresiones de las participantes, pero además te dejamos el video completo para que no pierdas ningún detalle de esta conversatoria.

Pregunta: Las desigualdades de género: ¿Influyen o determina el proyecto migratorio de hombres y mujeres?

Edith Espínola: Totalmente. Son las mujeres las que tenemos esta corona que dice – cadena global de los cuidados – que nos educan y nos crían para que nosotras seamos las grandes cuidadoras de la vida.

La mujer latina que llega en su mayoría viene a trabajar en el empleo del hogar, ¿y por qué? porque a pesar de ser un régimen con mayor desigualdad es el que te otorga la invisibilidad para que puedas gestionar tu documentación. Entonces te obliga a estar en un lugar donde no seas tan visible porque España tiene estos centros criminales, para mí, que son los centros de internamiento para extranjero.

Lo que hace esta mujer es aceptar este empleo donde va a estar explotada, abusada, pero que le ofrece este lugar de encierro donde ella no está tan vulnerable como en la calle, dónde la policía, especialmente en Madrid que te sale a decirte: «papeles». Es terrorífica, es una angustia. Entonces viene la mujer como la gran conquistadora para crear este paraguas de cuidado para sus familiares una vez que ella tiene esta tarjeta de residencia empieza a forjar su vida.

La mujer es la que migra, la mujer es la que mantiene, la mujer es la que mas lo sufre porque seguimos cargando este paraguas donde nos ven a nosotras como las grandes cuidadoras de la vida.

Marta Sánchez: Los roles de género se perpetúan y además se acentúan según el contexto, y el tiempo, aun con el tema de la pandemia. En el caso del empleo doméstico se acentúa.

El caso de ser mujer migrante, y residiendo en una región como Extremadura que encontramos espacios mas rurales donde a lo mejor no hay una mentalidad tan abierta de acogida, diversidad, convivencia. Yo creo que sí.

Pregunta: ¿Cuáles son esos obstáculos que las mujeres migrantes enfrentan para tener un ejercicio pleno de ciudadanía?

Marta Sánchez: Partiendo de la base que participar de por sí es complicado, si encima eres una mujer migrante, acabas de llegar, no tienes redes de apoyo no conoces a nadie creo que lo que menos te planteas es participar. Tienes tantas cosas que resolver en tu día a día.

Es complicado participar para todo mundo en general, pero si eres migrante, acabas de llegar y no encuentras sitios donde te sientas cómoda, donde sea un espacio de confianza para participar ni te planteas el participar por eso la importancia de crear espacios que sea una red segura, de confianza, de apoyo para cualquier persona que llegue.

Creo que el problema añadido que existe en el caso de las mujeres migrantes de las mujeres en general, es el tema de los cuidados, incluso a la hora de los empleos. La participación para las mujeres en general es lo último que nos planteamos siempre tenemos – algo mejor que hacer.

Edith Espínola: El problema de la persona migrante es el horario de participación porque la persona migrante tiene que trabajar para pagar el alquiler, tiene que comer y tiene horarios pesadísimos porque suele tener un trabajo precarizado.

Entonces llega el fin de semana, si es que no trabaja, y lo único que quiere hacer es descansar. Luego esta que la mayoría de los cursos que son gratuitos son en horarios en los que tu estas trabajando. La persona migrante no puede participar por muy gratuito que sea.

Entonces cuando hablamos de población migrante, antes de diseñar los cursos, es saber el horario de esta persona porque voy a tener la oferta mas chula y no me van a llegar porque tienen que trabajar para vivir.

Pregunta: ¿Cuáles son esas violencias que viven las mujeres migrantes?

Edith Espínola: La violencia de género ha bajado porque la mujer estaba acompañada de su maltratador las 24 horas del día, ha sufrido una violencia brutal durante estos meses de encierro. El gobierno hace muchos slogan chulísimo, pero que a la hora de la realidad de la persona que vive el día a día, eso no llega. A nosotras que nos dejen de vender historias y que nos cumplan lo mínimo para tener el acceso a una vida digna.

Marta Sánchez: A lo mejor abrir el melón de hasta que punto la sociedad esta normalizando los casos de violencia machista. Es algo que tenemos ya asumido que eso pasa, y es lo que dice Edith muchas campañas pero que sin no se y toman medidas reales va a seguir perpetuándose durante mucho tiempo.

Pregunta: Me gustaría sus reflexiones sobre esta frase del fotoreportero Javier Bauluz:»Ahora ya no es solo indiferencia, ahora también es odio».

Edith Espínola: Cuando las mismas personas de calle ven que sus gobiernos, sus instituciones, aplican políticas de exclusión; ellos también se ensalzan porque lastimosamente el ser humano tiende más al odio que hacia la empatía.

Mientras todas las personas solamente digamos: – ay que bárbaro – y me doy la vuelta, eso quiere decir que realmente yo como persona no me estoy implicando en la defensa de los derechos.

Siempre dejo esta reflexión de cómo queremos crecer en sociedad, si queremos seguir arrastrando los mismos atropellos ya busos o queremos ser un mejor país, un mejor Estado y para eso hay que luchar exigir a esa gente que dice que esta trabajando por el país.

Marta Sánchez: Es verdad que esta narrativa de odio existe desde siempre y es verdad que con el Covid-19 se ha acentuado y más contra los migrantes. El hecho es que ahora hay muchos más canales para difundirlos. Es preocupante la cantidad de bulos que nos cuelan, y me preocupa mas en la población joven aunque en la población adulta pasa igual.

Pregunta: ¿Cuál sería la demanda de las mujeres migrantes al movimiento feminista de España?

Edith Espínola: La mujer emigrante en su mayoría trabaja en el empleo del hogar entonces mientras las mujeres que tienen un trabajo en horario normal rompen el techo de cristal, son las mujeres trabajadoras del hogar las que recogen los cristales en el suelo, invisibles y sin derechos

Mientras se siga hablando de que el cuidado es el centro, pero no se pone a la que cuida en el centro con los mismos derechos, no podemos hablar de igualdad porque no puede ser que yo quiera romper la igualdad con el hombre mientras siga oprimiendo a mi compañera de género en un trabajo desigual.

Mientras ustedes no otorguen y se pongan a la par de nosotras a luchar por igualdad de condiciones mínimas laborales con respecto a los demás trabajo, entonces no podemos hablar de la igualdad de la mujer, porque yo no puedo exigir ganar el mismo salario de un hombre, cuando mi sector es totalmente feminizado y oprimido pro las mismas leyes.

Nuestra exigencia al movimiento feminista siempre fue que ellas luche con nosotras apoyándonos, no tomando nuestra voz.

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Los Intercambios de Experiencias de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos en Nicaragua, Paraguay y Extremadura son parte del proyecto ALIANZADAS de la Agencia Extremeña de Cooperación para el Desarrollo (AEXCID) ejecutado por Malvaluna.

Defensoras de Derechos Humanos de Mujeres y Niñas

MUJERES Y NIÑAS ALIANZADAS POR LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS UNIVERSALES

Proyecto de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional al Desarrollo (AEXCID) ejecutado por la Asociación de Mujeres Malvaluna.

La defensa de los Derechos Humanos de mujeres y niñas está fuertemente influenciada por el movimiento feminista, el cual los últimos años ha estado creciendo de manera global, mostrando su gran capacidad de movilización y de unión. Son las propias mujeres las que se han estado organizando para la defensa de los derechos de todas, convirtiéndose en activistas defensoras de derechos humanos y catalizadoras de otras luchas y demandas sociales.

La sostenibilidad de la vida y los cuidados son ejes fundamentales del feminismo, y en este caso, son pilares de en la lucha por la defensa de los derechos humanos de mujeres y niñas. Es por ello que las principales luchas se han centrado en la consecución de una vida libre de violencias machistas, la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, el acceso de las mujeres a los derechos económicos y laborales y la eliminación de discriminaciones por razón de sexo y desigualdades de género, entre otras.

Existe un incremento real de los ataques a defensoras de los derechos humanos, a la vez que existe un estallido de las ideas totalitarias y los discursos fundamentalistas contrarios a las luchas sociales, y en concreto contrarios al feminismo y su impacto social. No podemos olvidar que las defensoras también tienen derechos y están siendo violentados constantemente, mediante campañas sistemáticas de desprestigio, su no reconocimiento como defensoras, ataques por redes sociales, difamaciones, amenazas, hostigamientos, detenciones arbitrarias, asedios, agresiones físicas y sexuales y en última instancia, asesinatos. Todas estas persecuciones han contribuido a crear un clima de hostilidad alrededor de la vida de las defensoras, teniendo en muchas ocasiones que solicitar asilo en otros países.

Quienes ejercen esta violación de los derechos de las defensoras de derechos humanos de mujeres y niñas en múltiples ocasiones son los propios gobiernos y sus mecanismos, es decir, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, como son policías y militares, otras instituciones del Estado, militantes propios de los partidos en el poder, entre otros, pero también fundamentalistas a título individual o grupal, grupos religiosos, o trols en redes sociales.

La defensa de las defensoras es cada día más prioritaria y la Cooperación Internacional al Desarrollo, así como la Educación para la Ciudadanía Global deben tener un papel importante de intervención social y de incidencia política al respecto. Los ataques y los crímenes contra las defensoras deben ser puestos en conocimiento de los organismos de justicia nacionales e internacionales y además deben ser sabidos por la población en general para crear una conciencia crítica ante los ataques que sufren las defensoras y que cada día sean más las personas que están del lado de las defensoras.

Marina del Barrio Rodríguez
Técnica de Igualdad y EPCG
Asociación de Mujeres Malvaluna

LA SENTENCIA «DE LA MANADA»

Acabamos de conocer la sentencia «de la manada» (España).
Indignación, estupor, desolación, son los términos en que cada mujer se pronuncia. Esta no era una sentencia más, era una sentencia paradigmática por lo mediático, por el cuestionamiento de la víctima, porque fue el momento que hizo responder a las instituciones por el derecho a una vida libre de violencias también en los espacios de ocio. La sentencia tenía por tanto también mucho de simbólico.
El mensaje enviado ha sido doble, por un lado nos ha dicho a las mujeres que no creamos que los avances en igualdad no están consolidados, al machismo criminal que no es tan grave agredir sexualmente a una mujer.
Lo peor es que esta sentencia no es una excepción y nos recuerda que la justicia patriarcal es un muro con el que chocan los avances en los derechos humanos de las mujeres, y nos refuerza en la necesidad de mantener la lucha contra las violencias machistas en la agenda feminista, de hacer una verdadera revisión del ámbito jurídico, en lo sustantivo y en lo procesal, para que la aplicación del principio de igualdad en la interpretación y aplicación de las normas no quede en papel mojado para las mujeres.

Obstáculos y dificultades en la Intervención en Violencia de Género 13 años después de la Ley 1/2004 II

13 años después de la aprobación de la Ley 1/2004 Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la Asociación Malvaluna sigue encontrando dificultades en la práctica de la defensa de los derechos de las mujeres.

Siguiendo con el análisis del informe que se presentó en 2015, cuyo contenido podéis ver en este post, la intervención con mujeres víctimas de las Violencias Machistas en el ámbito de la pareja o expareja sigue siendo deficitaria, provocando en ellas procesos de Victimización secundaria que obstaculizan la resolución de los casos, la justicia  y la reparación.

En el tratamiento de los casos, se sigue observando cómo todas las mujeres víctimas de Violencia de género son tratadas como si fueran idénticas a las otras, sin tener en cuenta sus condiciones de vida y sus características personales. No se tienen en cuenta aspectos esenciales para la resolución de las situaciones de violencia de género intrafamiliar como: formación, nivel económico y social; autonomía personal, religión, culturas, nacionalidades, etc.

Además de esto, de todas las víctimas se sospecha la existencia de móviles espurios (falsos), del deseo de obtener ganancias en otros procesos, en recursos económicos, sociales, etc. Se trata del mito de las denuncias falsas, sobre el que escribiremos más adelante, que además de cuestionar a las mujeres que ya han decidido denunciar, disuade al resto de hacerlo, cuestionando de entrada sus intenciones y la falsedad de sus testimonios.

Otro obstáculo a la hora de trabajar en el proceso de toma de decisiones con las mujeres en esta situación, son los mensajes que se derivan de las continuas campañas en las que se anima a las mujeres a denunciar la situación que están viviendo. Esto no hace sino incidir en que la responsabilidad para acabar con la situación, y por tanto, la culpa de seguir viviendo así, es suya. Exigir una denuncia para el acceso a recursos es imponer una obligación, hacer depender la resolución del problema de ella misma.

Día a día se observa cómo la feminización de la pobreza incide en la resolución de casos de violencia de género. Aquellas mujeres que no tienen independencia económica, pueden hacer uso de cuantías económicas fijadas en las Órdenes de Protección, pero éstas no garantizan un mínimo de subsistencia. Esto provoca en muchos casos la pérdida de viviendas.

En cuanto a las mujeres que gozan de independencia económica, se puede ver cómo en numerosos casos asumen la mayor carga de las personas dependientes de la familia por la baja cuantía acordadas en los procesos.

Por último, nos gustaría recalcar la desigualdad en el acceso a los recursos que sufren las mujeres. A la hora de implementar medidas, es necesario tomar conciencia de la diversidad de situaciones que vivimos las mujeres y tener en cuenta las dificultades derivadas de cada una de ellas. Por ejemplo, en el caso de las mujeres que viven en zonas rurales, éstas tienen mayores dificultades de acceso a los recursos. Esto se debe a la centralización de los recursos, a los transportes públicos inadecuados y al uso del vehículo familiar como instrumento de control.

Las mujeres migrantes se encuentran con dificultades añadidas, ya que se enfrentan a mayores prejuicios por parte de los servicios públicos. Además, pueden tener miedo a la denuncia por estar situaciones administrativas irregulares y pueden tener obstáculos para el acceso a servicios asistenciales.

Otra dificultad añadida la viven las mujeres con discapacidad psíquica. Sufren una total invisibilización de las violencias y una ausencia de credibilidad en sus testimonios.

Para seguir avanzando en la atención integral en la Violencia de Género, es importante tener en cuenta todas y cada una de estas dificultades. Es hora de empezar a cuestionarse el trabajo realizado y evaluar los resultados conseguidos para poder establecer políticas futuras que vayan a la raíz del problema.

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Obstáculos y dificultades en la Intervención en Violencia de Género 13 años después de la Ley 1/2004 I

En el año 2015, desde Malvaluna se presenta un informe para dar a conocer el trabajo que viene haciendo la entidad en materia de Igualdad y Violencia de Género en Extremadura con el objetivo de analizar las dificultades que aún encuentran en la práctica de la defensa de los derechos de las mujeres.

En 2014, cuando se cumplen diez años de la entrada en vigor de  la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral a Mujeres Víctimas de Violencia de Género se observa que el objetivo pretendido por la misma sigue lejos de cumplirse, y que si bien dicha Ley resulta insuficiente, no es menos cierto que se vienen poniendo obstáculos para su cumplimiento y mostrándose reticencias a la misma que están poniendo en serio riesgo la eliminación de la violencia machista en el ámbito familiar. En la actualidad, seguimos encontrando los mismos obstáculos, resistencias y dificultades.

Las reticencias a la aplicación de la ley, los prejuicios, la  insuficiencia de recursos, la falta de incorporación de la perspectiva de género en la atención a las víctimas constituyen un autentico problema en el tratamiento de la violencia de género cuyas consecuencias repercuten, casi en exclusiva, en las propias víctimas.

En general, se observa que el tratamiento de las Violencias Machistas se equipara a un “suceso” y no se trata como un problema social de primer orden.

Algunos de los aspectos que desde Malvaluna se consideran obstáculos o dificultades en la lucha contra esta lacra social son:

En el Ámbito Educativo, la igualdad se sigue considerando una actividad puntual, no como una asignatura ni como un contenido transversal. Rara vez forma parte del currículum de los centros, dejando su tratamiento a días puntuales como el 8 de Marzo o el 25 de Noviembre.

Existen también escasos recursos y disponibilidad para formación del profesorado para la detección y el abordaje de casos de violencia machista.

En el Ámbito Sanitario, la formación  en igualdad  del personal (sanitario y no sanitario) aún es escasa.  Hay una excesiva presencia de estereotipos y prejuicios en la asistencia a las víctimas de las violencias machistas y una desconexión del resto de agentes intervinientes.

En el Ámbito Social también se constata la insuficiente formación en igualdad de género y la ausencia de tratamiento integral de los casos de Violencia de Género.

En cuanto a la actuación de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado, hay una excesiva presencia de estereotipos en la percepción de la violencia y las víctimas, lo cual influye en la atención a las mismas y el tratamiento de los casos. Se perciben dos actitudes: quienes disuaden a las víctimas o por el contrario quienes generan expectativas que posteriormente no se cumplen. Además, consideran que el sistema actual de calificación del riesgo es inadecuado.

En el Ámbito Judicial,  aún existen prejuicios en los operadores jurídicos  que condicionan el adecuado  tratamiento y  provocan un deficiente  trato a la víctima. La aplicación del principio de igualdad de género en la interpretación normativa es escasa o nula, por lo que en el tratamiento del caso la víctima siempre está bajo sospecha.

Las Administraciones, como encargadas de desarrollar e implementar la legislación en esta materia,  tienen una total opacidad en los procedimientos derivados de la aplicación de la ley integral. No se aportan suficientes datos que puedan ayudar a conocer la realidad de las víctimas de violencias machistas, en especial de la violencia de género intrafamiliar. Además de esto, los recursos que se dedican siguen siendo insuficientes, habiendo una ausencia de medidas y recursos integrales.

Asimismo, se puede observar que existe desconexión entre la intervención policial,  judicial, social, educativa y sanitaria. Uno de los grandes retos en la actualidad es la coordinación entre los diferentes recursos que intervienen en el tratamiento de la Violencia de Género, ya que aún no existen mecanismos eficaces de coordinación, provocando situaciones constantes de victimización secundaria en las mujeres que han sufrido Violencia de Género.