Violencias machistas
La visibilización de las Violencias Machistas ha sido reciente en la historia de la humanidad, y ha sido posible gracias al esfuerzo del movimiento de mujeres, reconociéndose a nivel mundial a través de la celebración de diferentes convenciones y conferencias mundiales, estableciendo con esto un marco de referencia internacional que reconoce la existencia de esta realidad y la necesidad de acabar con ella.
En la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) de 1979, se define también la Discriminación de Género para establecer las bases de la Violencia de Género, añadiendo los actos que se consideran que forman parte de este tipo de violencia.
Artículo 1:
Se define la discriminación de género como “toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y de las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”.
Artículo 2:
Dentro de esta declaración, en este artículo se consideran violencia de género, los siguientes actos:
a) “La violencia física, sexual y psicológica que se produzca en la familia, incluidos los malos tratos, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales nocivas para la mujer, los actos de violencia perpetrados por otros miembros de la familia y la violencia relacionada con la explotación;
b) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada dentro de la comunidad en general, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y la intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones educacionales y en otros lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada;
c) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra”.
La Asamblea General de las Naciones Unidas define en la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres la expresión violencia ejercida sobre las mujeres como:
cualquier acto de violencia dirigido contra el sexo femenino y que cause, o pueda causar, a las mujeres, un perjuicio o sufrimiento físico, sexual o psicológico, incluidas amenazas de tales actos, la obligación o la privación arbitraria de la libertad ya sea en la vida pública o en la privada”.
Esta definición de la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer” se amplía en la Plataforma de Acción de Beijing y abarca: “quebrantar los derechos humanos de las mujeres en situaciones de conflicto armado, inclusive la violación sistemática, la esclavitud sexual y el embarazo forzado; esterilización forzada, aborto forzado; la utilización forzada o bajo coacción de anticonceptivos; selección prenatal en función del sexo e infanticidio femenino”. Reconoció, también, la particular vulnerabilidad de mujeres pertenecientes a minorías: “ancianas y desplazadas; mujeres indígenas o miembros de comunidades de personas refugiadas y migrantes; mujeres que viven en zonas rurales pobres o remotas o en instituciones correccionales”.
Cuando hablamos de Violencia de Género o de Violencias Machistas, estamos dando nombre a esa violencia que sufren las mujeres sólo por el hecho de ser mujer. La causa de esta Violencia es la desigualdad histórica entre mujeres y hombres. La posición que las mujeres han ocupado a lo largo de la historia en la sociedad ha sido de subordinación con respecto a los hombres. Esto se ha traducido en menores oportunidades para ejercer sus derechos y en el ejercicio de violencia contra ellas para mantener el control sobre sus vidas.
A pesar de que en algunos países existe reconocimiento legal en la igualdad de derechos y legislación para juzgar esta violencia como un crimen, la igualdad real y efectiva no ha llegado a las relaciones entre mujeres y hombres, por lo que muchas mujeres en el mundo siguen sufriendo diariamente violencia por el hecho de ser mujer.
Tal y como se afirma en la CEDAW, la Violencia contra las Mujeres tiene múltiples manifestaciones. Algunas de ellas son: la violencia en el ámbito de la pareja o expareja, la Mutilación Genital Femenina, la lapidación por adulterio, el abuso sexual, la trata de mujeres con fines de explotación sexual, los abortos o esterilizaciones forzadas o las violaciones como arma de guerra. Todas estas violencias tienen en común un denominador: Sólo las sufren las mujeres por el hecho de ser mujer, por ser consideradas inferiores en una sociedad tradicionalmente patriarcal que entiende que puede tener el control sobre sus cuerpos y sus vidas.